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Compiled and Edited by Elan Perchik

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20 de Shebat, 5779 | 26 de Enero 2019         
                                     

Compiled and Edited by Elan Perchik


Sr. Charlie Harary
Pasar la prueba

וגם בך יאמינו לעולם
Y también creerán en ti para siempre (Shemot 19: 9)

Un viernes en la mañana, mientras caminaba en la Universidad de Columbia, un hombre se me acercó y trató de impresionarme con lo mucho que sabía sobre la religión. “¿Cómo estás?”, me preguntó. “Bien”, le dije. “¿Vas a salir temprano de clase hoy?” Sin estar seguro de a dónde quería llegar con la pregunta, inocentemente le contesté “no, no lo creo”. “Bueno, hoy ya se ocultó el sol”. Todavía sin saber qué quería decir, respondí, “Bueno, ¿no se oculta el sol todos los días?” “No, quiero decir, hoy es Shabat”. Finalmente entendí de qué se trataba. Entonces, empezamos a conversar y fue allí que comenzó una  amistad maravillosa.

Este hombre es verdaderamente fenomenal. Creció en Cleveland, después de terminar la universidad se fue a China y se convirtió en el primer estadounidense en obtener un título de abogado chino, en chino. Era brillante. De hecho, cuando Bill Clinton llegó a la presidencia y fue a China a una conferencia para discutir las relaciones exteriores de Estados Unidos con ese país, este hombre fue usado como paradigma.

Después de obtener su título de abogado en China, regresó a Estados Unidos. Consiguió empleo en el bufete de abogados número uno del país; le iba  bastante bien. A medida que avanzaba el tiempo, se involucró con la FIDF (Amigos de las Fuerzas de Defensa de Israel), una organización establecida en 1981 con el objetivo de proporcionar programas educativos, sociales y recreativos a quienes defienden la patria judía. Aún trabajaba como abogado cuando una vez fue seleccionado para hacer una presentación en nombre de la FIDF en Israel.

Al regresar de su viaje, pronto recibió una llamada telefónica. Le dijeron que les gustaría honrarlo con un premio por su dedicación como parte del FIDF. Aceptó el reconocimiento y voló de regreso a Israel. Al llegar un día al lugar donde se suponía que se realizaría la presentación, lo metieron en un automóvil y lo llevaron a un café en medio de la nada. Sentado en una mesa con otros tres hombres, directamente frente a él, estaba un comandante de las FDI. "Queremos saber más sobre tu historia. Nos gustaría que te unas a las Fuerzas de Defensa de Israel".

Al poco tiempo, decidió abandonar su trabajo en el distinguido bufete de abogados y emigrar a Israel. Al entrar en el ejército, se enfrentó al entrenamiento básico. Fue duro, pero lo hizo muy bien. Pasó el primer curso y el segundo curso con gran éxito. Ahora necesitaba pasar el tercer curso avanzado si deseaba llegar a ser un oficial de alto nivel. El desafío era usar los puntos de coordenadas dados para llegar a un lugar determinado dentro de un período de tiempo específico. Si aprobaba este curso lograría su objetivo y se convertiría en un miembro prestigioso del ejército.

Y así, llegó el día y recibió sus coordenadas. Cuando entró en su jeep y maniobró alrededor, finalmente vio una casa en la distancia. Sabía que allí estaba su destino. Pero justo cuando se estaba acercando más, el neumático de su jeep se reventó y perdió el control del auto. Tomado por sorpresa, comenzó a gritarles a los otros hombres para que se reunieran y rápidamente cambiaran el neumático. Finalmente, después de hacer esto, corrió hacia la puerta de la casa. Pero estaba cerrada con llave. En la puerta había una nota que decía: "Fracasaste". Profundamente devastado, regresó a su cuartel.

Mientras estaba sentado y deprimido en su cuartel, la puerta se abrió. Era su comandante. "Mira", dijo, "es normal, mañana te daremos otra oportunidad”. Cuando llegó la mañana, él estaba preparado. Recibió sus coordenadas, revisó los neumáticos y comenzó a alejarse. El tiempo pasaba y todo iba bien. Le quedaban cinco minutos para terminar y el destino estaba a la vista. Aparcó el coche, saltó y empezó a correr. Sin embargo, al voltear rápidamente alrededor de una duna de arena, uno de los otros hombres cayó al suelo y dejó escapar un grito. Se había torcido el tobillo. Le gritó a los hombres: “¡Levántenlo! ¡Levántenlo!”, quienes finalmente decidieron cargarlo a través del último tramo. Poniéndolo sobre sus hombros, corrieron a la casa. Cuando el hombre se acercó a la puerta en pánico, dejó escapar un suspiro. Estaba cerrada con llave.  Colgada en la puerta, otra vez, había una nota: "Fracasaste". Una vez más, exasperado y descorazonado, se dirigió de nuevo a su cuartel.

Sentado cabizbajo, la puerta se abrió. Era su comandante. "No seas tan duro contigo mismo. Sucede. Te daremos otra oportunidad mañana. Pero será la última. Si algo sale mal, mañana por la noche harás tus maletas".

Acostado en su cama, frustrado, se preguntó quién tenía la culpa. "Tal vez el ejército israelí no quiere que yo llegue a este nivel. Tal vez ellos no quieren que me destaque de entre las filas. Y encima de todo, renuncié a mi trabajo de abogado. ¡Qué error tan tonto!” Pero entonces su mente comenzó a dudar. Haciendo memoria de la primera vez que le pidieron unirse al ejército, recordó a los tres hombres con los que estaba sentado. Entonces se dio cuenta. “Esos tres hombres se convirtieron en oficiales prominentes. No los he visto en mucho tiempo, pero creo que estaban participando conmigo en este desafío. Ellos estaban ahí. Y ahora que lo pienso, sabían mi nombre. ¿Cómo es que sabían mi nombre?”

Luego comenzó a conectar los puntos. "Un momento. Tal vez, después de todo, no están en mi contra. Quizás están de mi lado. Están manipulando todas estas circunstancias para mi beneficio. Ellos están presionando por mí. Quieren que tenga éxito". Pero todavía había una pregunta que lo desconcertaba. "¿Por qué me están reprobando?" Meditando sobre el tema, finalmente pensó: “Tal vez no están probando si puedo llegar al destino a tiempo. Tal vez están probando algo más. Me están desafiando a ver cómo reacciono cuando un soldado se cae y tengo que enfrentar una situación de presión".

Ahora, completamente preparado para el desafío de mañana, se vistió impecable con el uniforme desde muy temprano. Esperando en la puerta y listo para salir a las 5 am, finalmente se le dijo que era hora de empezar. Se le pidió esta vez que se hiciera cargo de dos jeeps, y se puso en marcha. Todo iba bien. Sin embargo, unos minutos antes de llegar al destino, recibió una llamada. "Al segundo jeep le están disparando". Sabiendo qué hacer, se dio la vuelta rápidamente e hizo todo lo necesario para garantizar la seguridad del otro jeep. Se aseguró de que todos los hombres estuvieran a salvo y bien. Solo después de manejar adecuadamente el precario ataque del enemigo, se dirigió hacia su destino.

Caminó lentamente hacia la puerta, con cinco minutos de retraso, y colocó su mano en la manigueta. No tenía cerrojo. Al abrir la puerta, sentado en el escritorio frente a él, estaba su comandante con una sonrisa. "Buen trabajo", dijo, "pasaste".

El momento que cambió la carrera de este hombre fue cuando se dio cuenta de que la pared que tenía enfrente no era en realidad una pared. Fue más bien su camino hacia el éxito. Una vez que entendió que el ejército creía en él y estaba trabajando con él y no en su contra, su perspectiva cambió por completo.

Todos los desafíos e impedimentos que experimentamos a lo largo de la vida están ahí para que podamos llegar con éxito a nuestro destino final. Pero de principio a fin, Hashem cree en cada uno de nosotros. Y cuando también creamos en nuestro propio potencial y finalmente logremos nuestro propósito en la vida, Hashem nos mirará con una sonrisa y dirá: "Mis queridos hijos, finalmente llegaron. Pasaron la prueba”.

Rab Avraham Schorr
Creciendo con Hashem

En esta era en la que vivimos, la vida está llena de momentos difíciles y oscuros. Pero de vez en cuando, Hashem nos sonríe y nos recuerda que Él siempre está con nosotros. Como un Padre amoroso, Él nunca abandonará a Sus hijos.

Una de las segulot (prácticas auspiciosas) para un individuo que busca casarse,  es recitar a la conclusión de la Amida las palabras de Tehillim (Cap. 121), “שיר למעלות אשא עיני אל ההרים מאין יבא עזרי עזרי מעם דעושה שמים וארץ”-“Canción a los ascensos, levanto mis ojos hacia las montañas, y me pregunto ¿de dónde viene mi ayuda? Mi ayuda viene de Hashem, creador del cielo y de la tierra”. ¿Por qué decir esto se considera una segula?

Una persona a veces levanta la mano y se pregunta: "מאין יבא עזרי" ¿De dónde vendrá mi ayuda? ¡Esta situación es imposible! ¡No hay esperanza!" Pero la respuesta a tal desaliento se encuentra en el próximo Pasuk - "עזרי מעם ד 'עושה שמים וארץ "Mi ayuda vendrá de Hashem, Creador del cielo y de la tierra". ¿A partir de qué material creó Hashem el cielo y la tierra? De la nada - מאין. Si Hashem puede crear un mundo entero de belleza a partir de la nada, Él ciertamente puede tomar la nada que cualquier persona siente en su vida y convertirla en algo hermoso. Por lo tanto, la persona nunca debe perder la esperanza, sin importar cuán terriblemente deprimente parece ser la vida.

Al rezar la amida entendiendo que nadie nos puede ayudar más que Hashem, encontraremos la fortaleza para mirar con optimismo un futuro mejor y más brillante. Incluso las más sombrías circunstancias a las que nos enfrentamos pueden cambiar en un momento. Si Hashem puede crear un mundo entero de la nada, Él ciertamente puede tomar nuestras vidas personales con problemas y hacer algo de la nada. Aceptar esta realidad sirve como un mérito favorable para el individuo que le suplica a Hashem.

Hace años, un judío religioso fue lamentablemente condenado a prisión en la isla de Rikers. Presuntamente conocida por ser una prisión donde predomina el maltrato y donde lo más seguro es que la salud espiritual, física y mental de una persona corre un gran riesgo, la situación para este judío era sombría. Todos los esfuerzos de suplicar al juez para cambiar el veredicto fueron en vano. Simplemente no cambiaría su decisión.

Sin embargo, había un hombre llamado Feth, que era capaz de alterar la decisión de este juez en particular ya que el mismo Feth, acababa de sufrir la pérdida de un familiar en Carolina del Norte. Habiendo viajado hasta allá para estar con su familia durante este difícil momento, finalmente regresó a Nueva York. Después de llegar a la estación Penn, Feth esperaba un taxi en medio del ardiente calor del día. Y luego esperó un poco más. Y luego algo más. Pero no había ningún taxi disponible para llevarlo a casa. Cargando dos maletas totalmente solo, comenzó a cansarse.

Pero entonces, de la nada, llegó su ayuda. “¿Podemos ayudarlo a llevar su equipaje a casa?” Eran dos estudiantes de yeshiva de quince años que se habían dado cuenta de que Feth estaba esperando un taxi incansablemente, pero nadie lo recogía. "¿Están seguros?" Feth respondió, “son cuatro cuadras de aquí a mi casa”. Pero sin dudarlo un momento, los chicos llevaron las maletas a su casa.

Al llegar al frente del apartamento de Feth, este agradeció profundamente a los jóvenes por su amable asistencia. "No, no", dijeron, "queremos llevar su equipaje a su apartamento". "Está hasta el tercer piso", dijo Feth disuasivamente. Pero los muchachos insistieron en ayudarlo hasta la propia entrada de su casa. Cargaron las maletas y al colocarlas justo enfrente de su apartamento, Feth sacó de su billetera dos billetes de veinte dólares. “Tomen”, dijo, “esto es para cada uno de ustedes. No puedo agradecerles lo suficiente por lo que han hecho".

Pero los chicos se negaron a aceptar dinero. "No tomamos dinero", dijeron. "Es un placer haberle ayudado". Y con eso se alejaron. Al entrar en su apartamento, Feth estaba fuera de sí. No podía creer el alcance de la atención y la preocupación que estos chicos de la yeshiva le habían mostrado a un absoluto desconocido.

Feth inmediatamente llamó al juez y le dijo: "Ese judío que usted condenó a prisión en la Isla Rikers no va a ir allí. Nunca vi una cosa así en mi vida. Nunca vi nada como el cuidado y la sensibilidad con que actuaron estos judíos ortodoxos. No puedes poner a un judío en Rikers”.

Pero esta no fue la única vez que Hashem mostró su rostro sonriente hacia Sus hijos.

Para un señor que estudiaba en un Kollel en Israel y disfrutaba de la vida, todo cambió un día. Desafortunadamente, fue víctima de una mordedura de serpiente venenosa. Lo llevaron rápidamente a un médico especialista en Ramat Gan, y fue operado en un intento de extraer el veneno y devolverle la salud completa. Pero las cosas no parecían demasiado esperanzadoras. Después de todo, con el veneno de una serpiente venenosa en su cuerpo, su vida corría peligro.

Días más tarde, después de intentar eliminar el veneno, el hombre llamó a su médico. "Doctor, ¿cuáles son los resultados?" "Déjeme decirle algo", comenzó el doctor, "no lo va a creer".

“En toda mi vida nunca había creído en Di-s. Pero hoy, después de ver los resultados de sus pruebas, todo eso ha cambiado. Ahora creo en Di-s. Mientras lo examinábamos, nos dimos cuenta, para nuestra desafortunada sorpresa, de que tenía cáncer en los pulmones. Sin saberlo, su vida estaba en grave peligro. Puede que no hubiera vivido mucho más tiempo. Pero ahora, no hay nada de qué preocuparse. El veneno de esa serpiente que lo mordió mató el cáncer en sus pulmones. Si no lo hubiera mordido, su vida podría haber terminado. Pero gracias a la mordedura de la serpiente, puede esperar muchos años por venir".

A veces, las situaciones más sombrías son las que generan las situaciones más esperanzadoras. En la mente de este hombre, una mordedura de serpiente venenosa significaba algo que ponía en peligro la vida. Pero en verdad, lo que parecía ser un mordisco de la muerte era un mordisco de la vida. Incluso en medio de la oscuridad, Hashem es nuestra luz. Todas las probabilidades pueden parecer estar en contra de nosotros, pero por el contrario, esas probabilidades pueden ser la razón por la que se nos dará la vida.

Al final de la Parashá de esta semana, aprendemos cómo los Kohanim ascendían a la cima del Mizbeaj (Altar) no sobre escalones, sino en una rampa. ¿Por qué era así? ¿Por qué había una rampa para caminar hasta el Mizbeaj en lugar de escalones?

Una vez escuché la siguiente hermosa explicación. Los escalones le permiten a una persona hacer una pausa y descansar. Con una rampa empinada, por otro lado, en cualquier momento en que te detienes, comienzas a deslizarte hacia atrás. No hay opción de parar.

Lo mismo es cierto sobre servir a Hashem. No ascendemos en la espiritualidad a través de pasos, sino a través de rampas. No podemos elegir descansar y decir con complacencia: “El año que viene avanzaré otro paso. Tomaré un descanso ahora y lo reanudaré un poco más tarde”. En una rampa no podemos elegir descansar. De lo contrario, inevitablemente empezaremos a deslizarnos hacia atrás. La vida se trata de estar en constante crecimiento y ascenso.

Sin embargo, ¿qué hace Hashem cuando empezamos a caer? Él envía un mensaje para despertarnos. Nos envía una sacudida que nunca esperamos y nos recuerda que continuemos subiendo la rampa.

A lo largo de nuestras vidas, Hashem nos envía recordatorios. Los sucesos cotidianos de que nuestro automóvil no arranca, que se nos olvida el dinero que necesitábamos en casa o que nos quedamos atascados en el tráfico y  faltamos a nuestra cita,  son eventos que debemos tomar en serio. Ellos están ahí para que podamos abrir los ojos. Todos los mensajes sutiles, los obstáculos y los momentos sonrientes que experimentamos en la vida están ahí para nuestro crecimiento y desarrollo espiritual. Todo lo que debemos hacer es abrir nuestros ojos y oídos y reconocer la presencia y los regalos de Hashem en nuestras vidas.

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